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Editorial: Lo primero es lo primero

Adistra News




A principio de año se formalizan las metas, los presupuestos de las empresas y también las metas personales: este año sí que comienzo la dieta, ahora voy a dedicarle más tiempo a mis hijos y cosas por el estilo. Cualesquiera que sea su meta, ya sea en su trabajo o en su vida personal, requiere algo simple y fundamental: un estado de salud que le permita intentarlo. Por eso es que le recomiendo acordarse de esta frase tan simple, pero difícil de aplicar: lo primero es lo primero.

 

¿Por qué se nos podría olvidar este principio fundamental? Una razón evidente es que, mientras tenemos salud suficiente, tendemos a creer que la tendremos para siempre, que está asegurada, es como si fuese un derecho adquirido. Sólo una alarma médica nos vuelve a la realidad: no tenemos asegurada ni la salud física, ni la mental o emocional, la tenemos “prestada” por un cierto tiempo que ni siquiera sabemos cuánto es. Mientras más joven la persona, más dramáticas se convierten estas alarmas.

 

Por eso le sugiero dedicar algún tiempo y esfuerzo a su autocuidado, teniendo en cuenta estas simples recomendaciones. Primero, recuerde la analogía de regar el jardín más que la de llenar una represa. Supongamos que Ud. tiene un jardín que requiere de 100 litros de agua por riego, y que dado el clima en su casa, requiere que riegue dos veces por semana. O sea, 52 semanas al año x 2 veces = 104 veces al año, por 100 litros, significan 10.400 litros al año. Si se tratara de una represa, se podrían vaciar todos estos litros de una sola vez y no habría ningún problema. Pero como se trata de un jardín, es obvio que se no se puede hacer lo mismo porque arruinaríamos el jardín. En el autocuidado, se requieren muchas acciones pequeñas y constantes, más que una gran iniciativa una vez al año, simplemente es la forma en la que funciona nuestra salud.

 

En segundo lugar, la salud que tenemos que cuidar tiene varias formas, incluyendo la física por supuesto, pero también la psicológica, la emocional y la financiera. La salud física es la más evidente, porque se puede observar, por ejemplo, si tiene problemas para caminar porque tiene un tremendo dolor de espalda, si se ahoga al subir por las escaleras y tiene que detenerse antes del segundo piso, o si no puede dormir sin pastillas. Son todos problemas evidentes tanto para la persona como para los demás. La salud psicológica, en cambio, es menos evidente, porque incluye cosas como el descontrol emocional, la ansiedad constante, falta de paciencia para escuchar a los demás. Cuando el problema es más severo, puede llegar a tener síntomas psiquiátricos más complejos. También la salud emocional o social es crucial para una buena vida, que incluye la creación, mantención y fomento de relaciones de amistad, como mantener amigos en forma activa, tener actividades sociales de distintos tipos y participar en organizaciones que tengan un propósito común. Por último, la salud financiera es también importante, porque permite vivir con menos estrés y tensiones que se inevitablemente se traspasan a todo el entorno familiar.


En tercer lugar, es importante crear pequeñas rutinas para cuidar y fomentar estas distintas formas de auto cuidado. Estas rutinas tienen que ser realistas y ajustadas a la propia capacidad. No es necesario cosas demasiado sofisticadas o complejas, lo importantes que se instalen como hábitos constantes y casi sagrados, con el tiempo necesario para poder realizarlas en el día a día, incluyendo días de semana, feriados y vacaciones. Le sugiero consultar con los especialistas, por ejemplo, en los hábitos de alimentación y en las actividades de relajación.

 

En cuarto lugar, es recomendable cuidar todos los frentes teniendo ciertos indicadores que permitan focalizarse en los frentes que por alguna razón están siendo más delicados. Por ejemplo, podría ser que el tiempo dedicado a la salud emocional se haya disminuido pasando menos tiempo con amigos o cercanos por alguna circunstancia. Entonces, la recomendación es dar prioridad por un tiempo a esas actividades hasta que sienta que se estén recuperando.

 

En quinto lugar, copie las buenas prácticas de los demás. Lea artículos o información acerca de actividades de autocuidado e imite las rutinas que tengan sus amigos y que le parezcan aplicables a su caso. Por ejemplo, puede generar una rutina de cenar una vez a la semana con amigos, juntarse con sus ex compañeros de curso una vez al mes o compartir un café con sus amigas una vez a la semana. Lo importante es que mantenga estas rutinas en el tiempo y las vaya adaptando a lo que le fomente su salud y autocuidado en todos los ámbitos de su vida.

 

 


Eduardo Saleh Sabat

Psicólogo Organizacional

Marzo 2025

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