
Recientemente organicé una reunión con casi 30 líderes de diversas organizaciones. Habían venido a hablar sobre sus desafíos de liderazgo y a aprender cómo mejorar sus habilidades. Una de nuestras primeras conversaciones fue en grupos pequeños, donde los asistentes compartieron sus desafíos de liderazgo más urgentes. Un líder habló de los recientes despidos que estaban presionando a los empleados que se quedaron y a la cultura de la empresa. Otro habló sobre cómo lograr que su gente se preocupara más por los clientes. Otro lamentó la difícil situación de productividad derivada de la cultura de teletrabajo que su empresa había adoptado.
Habían docenas de desafíos, pero todos tenían algo en común: eran desafíos de cambio de comportamiento. Lo que se interponía entre estos líderes y los resultados que les interesaban no era un buen plan ni la estrategia correcta; era lograr que la gente cambiara su comportamiento para alinearse con los planes y la estrategia de la organización. Y, sin embargo, parecía que algunos de estos líderes llevaban años lidiando con este desafío.
En 2023, más que nunca, los líderes necesitan ser menos expertos en estrategia y más expertos en personas. En otras palabras, los líderes deben convertirse en expertos en por qué las personas hacen lo que hacen si quieren ayudar a su gente a actuar de manera diferente. En definitiva, el liderazgo se trata de influir intencionalmente en el cambio de comportamiento. Los líderes no influyen en los resultados; influyen en las personas para que actúen de maneras que los impulsen. El cambio de comportamiento es la tarea de un líder.
Todos los líderes tienen un modelo de influencia que utilizan a diario para intentar que las personas cambien. Pero a menudo no funciona, y entonces el líder culpa a su gente, en lugar de reevaluar sus propias habilidades de influencia como líder. El problema es que la mayoría de los líderes no tienen una consciencia clara de su modelo de cambio de comportamiento.
Permítanme mostrarles a qué me refiero. Hace algunos años, el equipo directivo de una importante aerolínea descubrió que, si los pasajeros usaban el baño antes de abordar, la carga de cada avión se aligeraba hasta 109 kilos, reduciendo su huella de carbono y ahorrando millones de dólares al año. Aunque parezca una tontería, es un reto influir en comportamientos que impactan directamente en los resultados.
Así es que, los invito a pensar: ¿Qué harían primero si fueran el director ejecutivo de esa aerolínea? Cuando les planteé esta pregunta a los líderes en mi reunión, algunos se centraron en los incentivos: "Ofrecer a los clientes un descuento en su billete si usan el baño". Otros líderes adoptaron la estrategia de la persuasión verbal: "Pídeles que usen el baño y anímalos". Otros sugirieron cambiar el entorno: "Haz que la gente pase por el baño de camino al avión". (¡Esta opción era especialmente desagradable!)
¿Cuál es el objetivo de este ejemplo? Todos tenemos modelos de influencia: estrategias que usamos para que la gente actúe. Pero para la mayoría de los líderes, su modelo es incompleto, por lo que nuestros enfoques no siempre funcionan. El verdadero liderazgo es influencia intencional, pero la mayoría de los líderes lideran casi por accidente. Intentan influir en el comportamiento utilizando el enfoque predeterminado que tienen en la cabeza.
Todo se trata de intencionalidad
Hoy en día, la oportunidad más importante para desarrollar habilidades para sus líderes es aprender la ciencia que explica por qué las personas hacen lo que hacen. Con esta comprensión, los líderes pueden ser más intencionales y eficaces al ayudar a las personas a cambiar su comportamiento. Usar la ciencia del comportamiento humano es la forma más comprobada de ayudar a las personas a cambiar. Pero la mayoría de los líderes lo desconocen.
Por ejemplo, ¿conocen sus líderes y actúan según la ciencia que demuestra que pagar mayores bonificaciones no necesariamente conduce a un mayor rendimiento? Si no es así, deberían consultar los estudios realizados en 2009 por Dan Ariely, de la Universidad de Duke. ¿Saben sus líderes que podrían estar reprendiendo a sus empleados por copiar su comportamiento en lugar de por desobedecerlo? Aunque muchos líderes se quejan de que las personas realizan múltiples tareas y no se concentran, un estudio de 2018 de Harvard Business Review reveló que «los gerentes que envían correos electrónicos con frecuencia durante las reuniones tienen 2,2 veces más probabilidades de tener subordinados directos que también realizan múltiples tareas en las reuniones». Este es el poder de la prueba social.
Reflexiones finales
Hay cientos de ejemplos que nos ayudan a comprender qué mueve a nuestra gente, qué los motiva y qué les ayuda a ejecutar sus tareas. En definitiva, la clave está en esto: los líderes exitosos deben comprender por qué las personas hacen lo que hacen y deben usar ese conocimiento para impulsar cambios positivos. Cuando lo hagan, lograrán más resultados.
Traducido de FORBES: Monday, Feb 17 2023. “The Most Important Leadership Skill For 2023" by Justin Hales